domingo, 21 de febrero de 2010

Memorias de un soldado cubano (Dariel Alarcón Ramírez -"Benigno")


Crónica
MEMORIAS DE UN SOLDADO CUBANO
Miguel Iturria Savón


LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Desde hace un lustro circula misteriosamente en nuestro país un libro que constituye una pesadilla para los ideólogos y los comisarios culturales del régimen cubano. Pude localizarlo en el año 2001 en los anaqueles de la biblioteca del clausurado Centro Cultural de España en La Habana. Pasaba de mano en mano sin llegar a las mías. Desistí, a pesar de la insistencia de una profesora de historiografía fascinada por “la mirada crítica de un protagonista de primer orden”.

Alguien me lo presta ahora a cambio de una reseña. Acepto el reto con escepticismo, pues estoy hastiado de los mamotretos de y sobre Castro, Guevara, Chávez, el socialismo y otros ismos que nos dejan sin voz ni energías para sobrevivir en medio de tantos enredos, héroes y fantasmas revolucionarios.

Memorias de un soldado. Vida y muerte de la revolución (Tusquets Editores, Barcelona, 2003), de Daniel Alarcón Ramírez, el “Benigno” de la guerrilla de Ché, es una variante de “lo mismo sobre lo mismo”. La diferencia está en “la mirada crítica” y en el valor testimonial de ese “protagonista de primer orden” que es el autor, quien contó con la ayuda eficaz de la escritora y traductora venezolana Elisabeth Burgos, la cual vivió tres años en Cuba y fue esposa del intelectual francés Régis Debray, mistificador del castrismo e impulsor de la violencia revolucionaria en otros territorios.

El texto, de 354 páginas, se estructura en cinco partes, un epílogo y los apéndices conformados por la Cronología de “Benigno”, lo cual dinamiza y favorece la introspección de un relato crítico sobre un proceso largo y denigrante, que lleva al autor a la ruptura a pesar de su origen campesino y del nivel alcanzado en la nomenclatura estatal, en la que gozaba de viajes y prebendas por su grado de coronel, su cercanía a Ché y por haber combatido en Argelia, Angola, Congo y Bolivia, donde fue uno de los tres sobrevivientes cubanos que escaparon y regresaron a la isla.

El autor relata sus excepcionales circunstancias vitales y políticas con un lenguaje ameno, sencillo y directo. Narra su incorporación incidental a la lucha armada en la Sierra Maestra; describe los enfrentamientos entre las organizaciones revolucionarias durante la insurrección y después del triunfo de 1959. Cuenta cómo Fidel Castro se servía de ellas para ir disminuyéndolas y concentrar el poder en sus manos; mientras crecía como líder dentro y fuera del país, con formas autoritarias y despóticas. Sobre todo, al exportar la revolución y obligar a los Estados Unidos a ocuparse de los movimientos bélicos en varios países, con el fin de disminuir la presión sobre Cuba.

Como apunta Elisabeth Burgos en la Introducción, los escritos de “Benigno” comprenden cuatro décadas empleadas en la acción y la impaciencia de esa parte oculta de la historia que el autor revela en su testimonio; asentado en acontecimientos y personalidades mitificadas, de cuya cotidianidad Daniel Alarcón Ramírez formó parte, y ahora desacraliza desde su visión de campesino autóctono, mostrándolas con sus reales virtudes y miserias humanas.

“Benigno” revela su ignorancia y su extrema pobreza antes de empuñar las armas; habla de las novias y amantes de sus primeros meses como militar en La Habana, donde hizo suyo el lema “fidelismo si, comunismo no”, convirtiéndose en un incondicional de Castro y de Ché, por lo cual accedió a los hechos más secretos y contradictorios de la revolución cubana. Hechos que devela con naturalidad en estas páginas conmovedoras.

La aventura de Ché en Bolivia es uno de los momentos más ricos y mejor descritos en Memorias de un soldado, dada la experiencia de primera mano del narrador, quien sostiene con argumentados ejemplos la existencia de desacuerdos entre los hermanos Castro y Ché Guevara, por lo cual este marchó hacia el Congo, donde no existían las condiciones necesarias para librar las acciones guerrilleras.

El autor señala que la ausencia de situaciones ineludibles y de infraestructuras y logísticas elementales se repite después en Bolivia. Indica que Castro quería deshacerse de Ché y de sus seguidores en tierra andina, pues desde la llegada a ese país no reciben atención ni ayudas de La Habana. Supone que la presión de los soviéticos contra las acciones guerrilleras obligó al líder cubano a “coincidir” con sus sostenedores del Kremlin y abandonar al piquete de aventureros liderado por el argentino.

“Benigno” relata anécdotas y evasivas al respecto. Describe otros hechos y arbitrariedades que, unidos a las situaciones del país, la fabricación de mentiras y a la corrupción de la élite revolucionaria, lo llevan al desencanto y el abandono de los sueños libertarios por los que expuso tantas veces la vida dentro y fuera de la isla.

Creo que Memorias de un soldado. Principio y fin de la revolución, justifica las esperanzas de los lectores que buscan una mirada menos virtual y empalagosa del proceso cubano de la segunda mitad del siglo XX. La obra actúa como bumerán contra los pregoneros de un régimen que se desmorona, aunque el aparato ideológico y represivo sigue en pie. Este libro se inscribe por derecho propio en nuestra historiografía.

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